Sangre nueva: la herencia que nos habita

En Sangre nueva, Bibiana Camacho explora los lazos irrompibles entre madre e hija y la búsqueda del propio ser.

Durante el mes de septiembre, leímos en nuestro Club de Lectura Ojos de Papel a Bibiana Camacho: su pluma incisiva y enigmática desgarra lo cotidiano. Una autora magnética, lúcida y fronteriza. Camacho es oscura, provocadora y profundamente contemporánea: imposible no leerla.

Conocer al otro implica un compromiso y muchas veces adentrarse, aunque sea un poco, en las primeras capas del alma puede resultar aterrador o infinitamente triste. Hallar particularidades puede suponer un alivio, pero otras veces se convierte en una alerta, como esas cosas desconocidas que miramos y que pensamos que no deben estar ahí, no sabemos el motivo ni contamos con suficiente información para deducirlo; pero algo en el instinto dice que no, que eso definitivamente no debería estar ahí.
⎯Bibiana Camacho

Una novela de búsqueda a través de esos vínculos irrompibles que dan sentido a la vida: del ser propio a través de la madre y las raíces. Identidad y pasado. Una obra sobre la definición del propio ser y sobre un vínculo poderosísimo que trasciende generaciones.

Bibiana Camacho describe Sangre nueva como un ejercicio de memoria que permite resurgir, ser una misma, pero de una manera distinta a la que los recuerdos y el pasado impusieron.

El libro me llamó la atención. No conocía a Bibiana, la autora. Me fijé en él especialmente por el precio: muy accesible, algo poco común hoy en día. La portada —bastante bien lograda— terminó de atraerme. Y al comenzar a leerlo, me atrapó.

Son 150 páginas que pueden leerse perfectamente en dos días.

En nuestro Club de lectura Ojos de Papel, coincidimos en que su lectura se siente y se reflexiona como hija, no como madre.

En Sangre nueva, a la protagonista el pasado se le revela. Casandra es ese ser mitológico que, a cambio de conocer el futuro, debió soportar que nadie le creyera. Una interesante paradoja en torno al nombre del personaje.

La particularidad de las fotos de su madre sin rostro acompaña toda la historia; es posible paladear sensaciones similares a lo largo del texto. Las vecinas representan el mundo de la madre, vivo aun en su ausencia. Parecen encarnar el ambiente infernal que envuelve los recuerdos de la infancia vivida en ese mismo espacio.

“Qué mal que dejes plantadas a las vecinas. Son un poco fastidiosas, pero no son malas. Les hubiera caído muy bien sangre nueva.”

Hilvanando su presente con el pasado, Casandra enfrenta la figura materna y el modelo de lo femenino. Así descubrimos la profundidad de esta relación: la dicotomía entre presencia y ausencia, y las fallas en ambas.

Uno de los recursos más llamativos de Bibiana es que los personajes vinculados al pasado carecen de nombre: son “Padre”, “mamá”, “prima”. El origen, la base de la identidad, el Yo son innombrables. En cambio, las vecinas y su pareja sí lo tienen. Aquellos de quienes se alejó o que ya no están carecen de un nombre propio. Un detalle brillante.

La novela es una exploración de la infancia a través de la memoria dentro de un espacio cerrado, donde conviven la vida y la muerte; una indagación sobre la familia y la herencia emocional. La protagonista se formula preguntas que nunca antes se había hecho. El olor es un elemento esencial: los sentidos detonan imágenes, recuerdos y, sobre todo, rasgos de la personalidad de la madre, quien parece habitar eternamente ese pequeño departamento. Un fantasma obstinado, exigente, que oprime e incomoda a Casandra, obligándola a mirarse a través de los ojos de su madre fallecida.

Una educación sentimental heredada como una maldición genética. La construcción de una identidad femenina a partir de un pasado hecho de fragmentos.

Fernando “es lo que es” (en palabras de la autora), pero Casandra empieza a ver en su pareja a alguien distinto al habitar ese espacio lleno de memorias.

Entre una madre y una hija y su relación inconclusa se teje la historia de ambas: los cabos sueltos de una conexión nunca profundizada, un vínculo que se mantuvo en la superficie. Todo ello comienza a permear el presente de Casandra, transformando su vida actual.

A través del trabajo de Bibiana Camacho, lo siniestro se esconde en lo cotidiano, en lo familiar, en lo íntimo, en el propio hogar.

Leer Sangre nueva es adentrarse en un viaje por la psique y el mundo interior de la protagonista, filtrado por la “realidad” que la rodea.

Bibiana Camacho es una escritora mexicana nacida en la Ciudad de México. Estudió danza contemporánea y cursó una maestría en Lingüística Hispánica en la UNAM. A lo largo de su trayectoria ha sido becaria del programa Jóvenes Creadores del FONCA (2008) y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Obtuvo mención honorífica en el Premio Bellas Artes Juan Rulfo de Primera Novela (2007) y fue finalista del Premio Antonin Artaud por su obra Tras las huellas de mi olvido. Entre sus publicaciones destacadas se encuentran Tu ropa en mi armario y La sonámbula.

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